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¡Bienvenido Manuel! - Relato del parto por esta flamante mama.


El sábado a las 3AM, un nuevo gestarcito vino en salud y libertad.

Estamos muy felices y agradecidos de lo caminado y compartido juntos.

¡Gracias Gestar! ¡Gracias Tribu!

El día había llegado, ya lo veníamos hablando con Cris.

Estábamos en las 41 semanas y ahí salimos a caminar y andar a ritmo. Parando a meditar o a hacer cuclillas en alguna plaza. Abrazando los árboles, abrazábamos también la tan esperada llegada de Manuel. El chiquitito venía anunciándose hace días.

Mir velozmente llegó a casa, con toda su energía y ganas de parir. Vio que estaba (casi) todo favorable: a Manuel todavía le faltaba flexionar un poco su cabecita, lo que le permitiría seguir bajando.

Bailábamos y explorábamos herramientas que ayuden a que las contracciones sean más fuertes.

Arribó Cris. Luego de una maravillosa meditación guiada, me invitó al descontrol. Para poder atravesar este momento de creación, había que transitar la entrega desde bien adentro y así soltar y dejar que todo fluyera.

Su sabia mirada ayudaba a completar el sentido del proceso que estábamos viviendo. Era una chamana detectando “ese” obstáculo para, entonces, entre las dos enfocarlo y transmutarlo en pura fuerza de vida.

Aumentaban la dilatación, las contracciones y el dolor en la zona del sacro. Cris nos ayudó a descubrir una nueva postura en la silla de parto. Recibía Reiki de Cris, Mir y Alexis en simultáneo; él también me masajeaba con aceite.

Estaba en el paraíso, atravesando el dolor de las contracciones contenida, acompañada, mimada y, principalmente, escuchada.

De fondo, escuchábamos y cantábamos mantras que envolvían el espacio de energía y paz. Cada OM convertían a las contracciones en relajación y Manuel descendía.

Esos vitales momentos hicieron luz todo el proceso atravesado: las diferentes herramientas aprendidas en los talleres, los intensivos, lo compartido con “la tribu”, los relatos, los consejos. Todo se fusionó en un homogéneo rompecabezas.

También, aparecieron la alegría, la expansión y la sensación de plenitud. Lo físico, lo emocional y lo espiritual se mezclaban en un solo camino de conciencia.

Así fue que el trabajo de parto se estaba convirtiendo en bailar, escuchar, meditar, soltar, entregar, agradecer, liberar, sacar, confiar, olvidar, atravesar, amar, crecer.

Y, también, trabajar en equipo.

Ya en el agua, los OM de Alexis me daban más fuerzas todavía. Ver a Manuel salir lentamente de mí y sentir su trabajo a la par del mío nos siguió fusionando más todavía.

El parto que tanto esperaba, para muchos inútilmente luego de una cesárea, hizo no sólo que pueda tener a mi bebé de la manera más natural y hermosa sino también realizarme como mujer y comenzar a creer firmemente que “merezco ser feliz” (como nos dice Ruly).

Durante todo el trabajo de parto, Sofi se encargó de documentar fílmica y fotográficamente. Ella, con su mirada atenta y amorosa logró capturar un momento único de forma imperceptible. Sólo se notó su amor y respeto por la intimidad de lo que se estaba viviendo.

Antes de ir al agua, cuando ya se acercaba el momento, me preguntaron dónde parir. Elegimos parir en el agua.

Elegimos gestar en salud y parir en libertad.

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