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Ser y nacer con Gestar.

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Parto en el agua: Nacimiento de Fabricio

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Nacimiento de Alma

Queridos Compañeros de momentos inolvidables:
Ya la mayoría sabe que el viernes 16 de Octubre nació Alma, nuestra hermosa hijita ,una gestarcita mas!!!!! nació con 3,750 y en nuestra casa.

Queríamos con este meail agradecer a todo el equipo de gestar:


A Cristina por ser una madre, obstetra, compañera, positiva, superprofesional ,capas de dar vuelta modelos muy antiguos y nada favorables, para darnos el regalo de un embarazo y un parto increíblemente hermoso ,vivido y transformador.
A Ruly una maga de la acupuntura y los masajes también una compañera entrañable.
A Bettina por sus palabras, por ayudar a organizarnos a pensar de a tres.
A Mario, es solamente neonatologo?... fue fundamental en el parto cumpliendo 1000 funciones al mismo tiempo.
A Ale Por la paciencia, la seguridad y su presencia casi de custodia para reasegurar que todo este perfecto.
A Miriam, por su trabajo para encontrarse con uno mismo , la buena energía y su presencia que aunque no halla estado físicamente en el parto estaba muy presente con todo lo aprendido.

Y a todas las mamas y papas que tuvieron sus bebes antes y a los que esperan todavía, por que también estuvieron todos presentes en el parto. Los que tuvieron sus bebes antes por sus vídeos y relatos, nos dieron mucha fuerza y al verlos con las panzas y después con los bebes, nos llenó de seguridad para cuando llega el momento propio.

A los que vienen después por compartir todo: alegrías, sueños, miedos. Por trabajar juntos para traer al mundo a un bebe de la mejor forma posible, con amor y alegría, realmente miramos hacia atrás y el embarazo y el parto fueron una celebración de la Vida!!!!
Gracias a todos una vez mas !!!

Todo nuestros amor para Uds.

Corina, Julio y Almita
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Tres preguntas para la revista "Ser padres hoy"

¿Cómo fue la experiencia del parto?
Maravillosa, muy verdadera.
Comenzamos el trabajo de parto en casa junto a mi marido. Luego de un tiempo llegó Ruly, la partera, quien nos acompañó durante todo el proceso. Cuando logré una dilatación de 8 cm salimos rumbo al Sanatorio.
Allí nos esperaba Cristina (obstetra), radiante, como siempre, me regalás una sonrisa?, dijo. Yo le sonreí, estaba tranquila, pero al mismo tiempo tenía un poco de miedo, miedo a lo desconocido.
Pasamos por el monitoreo de rutina y directo a la sala de partos.
Ya en la sala de partos, comenzamos el trabajo en equipo. La obstetra, partera, neonatólogo y mi marido, todos estaban conteniéndome, escuchándome pero por sobre todo respetándome. Respetando mis tiempos y los de mi bebé. Aportando para que en cada contracción se hiciera lo mejor que se pueda.
Mi marido puso música y acompañaba en todo momento, con Cristina recreamos ejercicios que hicimos en los talleres de preparación para el parto, Ruly me guiaba en cada contracción y Mario (Neonatólogo), fue quien dijo la frase justa para que yo tomara todas mis fuerzas un instante antes que Lucielle nazca.
Todo fue muy fluido, simple y natural, sin goteo, peridural ni episiotomía. Sin desgarro (el fantasma que promocionan los obstetras convencionales).
Un parto sentido, no apurado, un parto respetado.
Una experiencia conmovedora. De gran crecimiento personal.


¿Cómo lo vivió?
Intensamente…la naturaleza, misma

¿Lo recomendarías a una amiga? ¿Por qué?

Por supuesto que si.
Pero por sobre todo le recomendaría que respete su instinto de mujer.
Es un hecho trascendental que ocurre muy pocas veces en la vida como para dejarlo en manos de otros.
Es la mujer quien tiene el poder para traer un ser al mundo y en comunión con un equipo como Gestar, el parto “ES LO QUE ES” no un producto del comercio de la medicina actual.
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El parto de Ema


Este relato comienza un tiempo antes del
nacimiento en sí, ya que varios sucesos se
hacen importantes para el momento del parto.
Ema es nuestra segunda hija. Ella tiene un hermano, Teo de 4 años. El parto de Teo fue en casa y sorpresivamente HERMOSO, compartimos ese momento con el Equipo Médico de Gestar, quienes amorosamente nos cuidaron y ayudaron para darle la bienvenida al príncipe de la casa.
Con la magnífica experiencia que habíamos tenido, decidimos que el mismo equipo nos acompañara para recibir a la princesa de la casa!. Así fue, trabajamos desde la semana Nº 7 de embarazo. Nos costó mucho asistir a los talleres, un poco por la organización familiar, otro por la distancia de nuestra casa, etc., etc. Hicimos lo que pudimos. La última reunión a la que asistimos (tal vez una de las más importantes) fue un taller intensivo, en el cual todo el grupo de “parturientos” nos dio una hermosa y cálida despedida, sacamos muchas fotos, pero la última, la de todas las parejas y equipo saludándonos mientras nos alentaban, esa no la tomó ninguna cámara más que la de nuestros ojos... una foto inolvidable.
Desde la semana 35 ya tenía algunos cms. de dilatación y tenía contracciones normales para la altura del embarazo. La fecha predicha era 01-10–09, pero todo indicaba que nacería antes, bastante antes! Por lo que decidimos “empollar” en casa, no salir más, por las dudas! Acondicionamos la casa para el parto, dispusimos la pelota grandota, la barra en la puerta del cuarto... Estuvimos así 2 semanas y no resistimos... en la semana 37 volvimos a la vida normal; ya que la ansiedad era terrible! Yo pensaba todo el tiempo en el parto en cómo sería, en dónde, creía que cualquier movimiento era indicio de parto, en fin... eso no ayudaba a la armonía de mi cuerpo, mente, ni del hogar!!!
Ya se venía la semana 40 y seguíamos “en veremos”.
El miércoles 30-09 fue un día movidito! Estuve todo el día sola con Teo yendo y viniendo, haciendo cosas, caminando, hasta tuve que participar de la conversación sobre productos Avon de las madres del club en la clase de básquet,
Durante todo ese día había tenido contracciones, molestas, no dolorosas, pero sí de esas que uno desea se terminen rápido. En los talleres habíamos aprendido una canción para vocalizar y así pasar mejor las contracciones, apelando a mis atributos de entonación (jajaja!) la canté todo el día. Hasta Teo se quejó de la cantidad de veces que sonó la melodía (y no es que yo desafinara jajaja!). Había mucha diferencia entre una de esas contracciones “cantada” y una sufriéndola, así que no podía dejar de cantar! Y pensé que durante el parto usaría esa canción. También deteniéndome en ese día movido pensé que el parto no sería de día porque con Teo no podía relajarme y dejarme llevar, él me traía de vuelta rápidamente!
A las 20hs aprox. las contracciones cesaron. Cenamos tranquilamente, y seguimos la rutina normal, jugamos, se bañó Teo, lo dormí. etc.
Raramente ese día Diego tenía una actividad hasta muy tarde, que había elegido hacer por si el fin de semana no podía (como presintiendo el parto). Cuando llegó (23hs) yo estaba como loca limpiando la casa, los pisos, ordenando. Me sentía muy bien, enérgica y sin explicación necesitaba hacer eso.
Fuimos a acostarnos, yo seguía activa, leí un libro, miré tv, conversé y conversé. Diego parecía agotado así que dejé “mis actividades” y nos dispusimos a dormir. Al ratito, 01:15 de la madrugada tuve otra de esas contracciones, pero al estar acostada, la molestia fue mayor, intenté seguir durmiendo de costado por la cintura que era lo único que me molestaba. Diego me hizo masajes y reiki. Las contracciones seguían. Diego se inquietó y me preguntó si no tendríamos que llamar a la Dra. Yo por un lado tenía una sensación de alegría interna que no podía expresar, por otro lado había tenido contracciones todo el día y días anteriores también, la única diferencia que yo veía, es que era de noche y yo no estaba haciendo nada. Así que le dije que durmiera y que esperáramos. Me fui a dar un baño de inmersión porque acostada estaba incómoda. Estuve 45 minutos en la bañera, sin ninguna molestia, si tuve contracciones no las sentí. Canté, medité, respiré, hasta me hice un baño de crema en el pelo! Cuando me aburrí salí y caminando hacia el cuarto tuve una contracción diferente, más fuerte, me colgué de la barra y respiré, pasó bien. Diego había dormido un rato por suerte! Yo pensaba que si iba a ser el parto esa noche él debería estar descansado y si era al otro día también!!

Cuando llegué al cuarto me preguntó si seguían las contracciones y le conté que la última había sido diferente. Ahí llamamos a Myriam (partera). Eran aprox. las 4hs de la madrugada. Le conté todos los indicios que había tenido, (entre ellos había orinado muchas veces y hasta fui de cuerpo, las contracciones eran cada 10 minutos aprox. y duraban lo que 2 canciones de las que vocalizaba, aprox. 40”). Myriam, decidió venir para casa, llamé a Cristina (obstetra) y me dijo que ya había hablado con Myriam, todo en orden.
Pocos minutos después vino una contracción más intensa, Ema ya venía, era inminente. Justo llamó Myriam de nuevo y le dije “vayan viniendo”. Teo siguió durmiendo hasta esa contracción que me obligó a cantar más fuerte y se despertó. Como ya le habíamos explicado, le recordamos que se iría a la casa de Pao y contento ayudó a preparar sus cosas. Me abrazó fuerte y dijo que iba a nacer Ema porque la panza ya se estaba desinflando. Hice varios intentos de filmarlo cuando se iba hasta que lo logré, las contracciones no me dejaban “hacer”. Eran intensas, pero no dolorosas, es difícil de describir en palabras la sensación. Tampoco necesitaba que terminen rápido, yo sentía que con cada una avanzaba un paso más, así que no las sufrí.

Lo que sí sentía era que tenía que ponerme en 4 patas. Así pasé todas las contracciones, balanceándome con el pecho sobre la pelota o colgada de la barra. Me ayudaba que Diego sostuviera con una mano la panza que colgaba y con la otra hiciera masajes en la cintura, así que lo volví loco llamándolo cada 2 minutos. Mientras él intentaba organizar todo, conectarnos, preparar el cóctel con remedios homeopáticos, prender las velas y sahumerio que yo quería, acondicionar el espacio, poner música, atender al equipo por teléfono, etc., etc. cumplía con todos mis urgentes pedidos!.

A las 4:45hs llegó Myriam. Entre contracciones me revisó, estaba con 8 de dilatación y todo el cuello borrado. Escuchamos los latidos de Ema, eran muy buenos. Faltaba poco. Ya estaba casi todo listo, menos un detalle que me tenía inquieta: la cámara. Parece muy trivial este asunto, pero yo quería que Ema pudiera revivir su hermoso nacimiento como lo hace Teo. Con las historias de partos de mi familia, incluso el mío relatado por mi mamá, me parecía de vital importancia, no sólo el relato del mismo, sino que puedan verse en la llegada a esta dimensión. Diego hacía lo posible, pero no había espacio para colocarla fija, ni nadie que filmara!.
Las siguientes contracciones, las pasé en 4 patas colgada del cuello de Diego. Internamente me sentía en paz y armonía. Por momentos me parecía que olas del mar me recorrían por dentro. Sentía muchas cosas que no podía expresar y la dimensión de lo que veía era diferente, el lugar parecía más grande, no podía mirar a los ojos ni a Diego ni a Myriam, es más, yo estaba con ojos cerrados gran parte del tiempo (o eso sentía).
En la siguiente contracción se rompió la bolsa y pujé. Las ganas de pujar eran inevitables y sentía que si pujaba una vez más en esa posición Ema nacía, pero estaba el detalle tecnológico que yo quería resolver. Así que en un esfuerzo inmenso de conciencia, empecé a pedirle insistentemente a Diego que pusiera la cámara en algún lado. Para la siguiente contracción necesité moverme, pero no sabía adonde. Myriam me propuso sentarme en el sillón de parto (que tiene forma de inodoro), tuve allí 2 contracciones, pero estaba incómoda, me dolía la cintura en esa posición. Aquí ya se debatía en qué posición nacería, porque estaban todas las condiciones dadas para que fuera en cualquier momento.
Desde este momento hasta que nació, con mi mano tocaba y tactaba para saber dónde estaba Ema. No toqué su cabeza en ningún momento, pero sentía cómo estaba todo “agrandado”. También sentía cómo se estiraba el periné, así que lo sostenía también. Todo esto inconscientemente.

Sentada allí y un poco incómoda, en esos poquísimos minutos empecé a tener muchas sensaciones y visiones a modo de mensajes. Cristina aún no había llegado, pero recibía mensajes suyos! No sé si es de tanto verla en videos de partos o de la vivencia del parto de Teo o que estábamos en sintonía en ese momento o todo junto, pero la veía diciéndome que tenía que abrir los ojos. Así que luego de una contracción dije “tengo que abrir los ojos”. Eso me ayudó a darme cuenta que quería apoyar los pies en el piso, necesitaba “hacer tierra” como dijo Myriam, porque estaba pisando sobre las mantas estériles. Luego sentía que había que hacer el ejercicio de traspaso del dolor, se lo dije a Diego y lo hicimos. Después la escuché decir: “disfrutá”, entonces dije que quería cambiar de posición porque sentada me dolía la cintura. Además oí que dijo: “mirala salir” con lo cual sabía que no faltaba nada! y pensé (aunque no logré decirlo): “alguien debería poner vaselina cuando sale” jajaja! (eso hace muchas veces Cristina en los partos para evitar desgarros).

Myriam y Diego me propusieron que cambiara de posición, que me pusiera cómoda, que podía pararme o estar en cuclillas. Me ayudaron a moverme y me paré, pero luego me posicioné en cuclillas apoyando la espalda y antebrazos en el sillón de parto. Al instante sentí una vibración que me inundaba y le dije a Diego en voz baja: “ya sale”. Diego se preparó, colocó con ternura sus manos para agarrarla y nació. Diego la colocó enseguida sobre mi abdomen, tenía el cordón corto así que no pudimos subirla al pecho hasta que lo cortamos. Ema salió mirándonos con ojos abiertos, hermosa, atenta, feliz!. Antes que pasaran 5 minutos salió la placenta, sola, tuve una sensación como de contracción, pero sin molestia y salió. Diego cortó el cordón y acercamos a Ema al pecho, solita buscó, husmeó y se prendió a la teta!.

Durante la gestación le había pedido a Myriam que en el parto me fueran informando todo lo que sucedía, yo quería saber por dónde estaba la beba, cuánto faltaba, la dilatación, la bolsa, etc.
Durante todo el trabajo de parto pude registrar la presencia de Myriam, como una guardiana enorme a mi derecha, ahí, clavada como una estaca, como una amazona que defiende la puerta de la guarida, no sé dónde estaba ella realmente, pero la sentía allí todo el tiempo. Además ella cumplía con mi deseo y me informaba casi sigilosamente cada acontecimiento o novedad. Eso me ayudó a dejarme ir, dejarme llevar por las sensaciones y necesidades y también a hacer lo que necesitaba, estando en ese estado de supraconciencia tan indescriptible.
También registré la conexión con Diego, cómo me entendía, acompañaba y hacía que en ese momento fuéramos dos en uno.
Y aunque no estuvo “en presencia” porque llegó 5 minutos después de nacida, la presencia telepática de Cristina fue muy importante. Hizo concreto allí todo el trabajo que habíamos realizado durante la gestación y me hizo olvidar las molestias y soltar los pedidos innecesarios como la cámara.

Este parto fue indescriptiblemente amoroso y creo que esa palabra resume todo. Nació fluida y armoniosamente. Amorosa y hermosamente. Y si sigo buscando palabras no las voy a encontrar porque es indescriptible, no sólo la sensación, sino “lo que queda” en el cuerpo.

Ahora entiendo porqué los partos son muchas veces tema de conversación entre mujeres, porque son un momento de transformación, de metamorfosis, de devenir de algo increíblemente humano y espiritual. Claro que muchas veces, los relatos no son nada agradables y “lo que queda” es el dolor de haber comenzado una nueva vida, tan hermosa, la de ser madre, pero sufriendo.
Agradezco a Dios la posibilidad que me da de haber vivido de la manera más alegre y perfecta el parto de Ema y la oportunidad de dejarme SER una madre feliz desde el real comienzo.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!
Paula
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