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TESTIMONIOS GESTAR
Queridos Lectores: Nos encanta que escriban en el blog, que compartan sus experiencias en este proceso de traer al mundo a seres de luz. En esta ocasión Wenceslao nos comparte sus viviencias en gestar con mucha sinceridad y transparencia. Que lo disfruten!
Hola, mi nombre es Wenceslao, tengo 21 años al igual que mi mujer, Ornella. Quedamos embarazados el invierno del año pasado, y elegimos después de una larga búsqueda de obstetras, conocer a cristina y al grupo Gestar. Fue por una conocida, quien nos recomendó a Cris y al grupo en si, que decidimos realizar una primera consulta con cristina. Este encuentro desde ya fue realmente fructífero ya que de alguna forma Orne y yo quedamos claramente satisfechos de haber encontrado la contención y la sinceridad que necesitábamos para tomar una decisión tan importante como es la de buscar la mejor forma de dar a luz a un niño. Luego de aquel encuentro comenzamos con un primer paso realmente fuerte, pero hermoso, el de asistir a uno de los talleres, bien llamados Intensivos, que nos termino de convencer en la elección que habíamos tomado. Estos talleres, para quienes los desconocen, consisten en unos hermosos encuentros que se realizan en quintas, al aire libre, y son especialmente coordinados por el grupo de gestar, principalmente por Cristina Y Miriam (partera), en los que se trabaja de una manera seria pero distendida muchísimas cosas íntimamente relacionadas con el proceso de engendrar y de gestación que la pareja vive. Estos talleres son una fuente de oportunidades para despertar verdaderos cambios y formar una vía de comunicación en la pareja, y principalmente de comprender el valor que tiene un parto respetado y humanizado. Estos grandes conceptos, que más que conceptos, son formas de sentir, crecer y vivir la experiencia de engendrar y dar a luz a un niño, son base de lo que trabaja y promueve el Grupo Gestar en sus talleres semanales y en los intensivos. Por otra parte, la experiencia personal en los talleres hace que estemos realmente preparados para el momento del parto, y que además, sobre todas las cosas aprendamos y superemos miedos, temores, dudas, ansiedades y falsos conceptos que no nos permiten ser, ni comprometernos humanamente con el proceso. Es importante comentar también que los vínculos que se afianzan cada semana en los talleres, y las relaciones entre los miembros del grupo son una gran fuente de contención y comprensión que se comparte. Desde las actividades altamente creativas e ingeniosas, que realizan Cristina y Miriam, para trabajar distintos puntos relacionados con el parto, la gestación, la maternidad y la paternidad, hasta los videos de los partos humanizados que se proyectan en los talleres, de los cuales se habla, se comparte y se intercambian las opiniones; más las charlas algo mas teóricas e informativas que trae Cristina, forman en su conjunto una gran posibilidad de herramientas que vale la pena conocer para entender el proceso de gestación. Bueno, por ultimo, quiero recomendar a quienes estén buscando algo distinto, y realmente quieran vivir el parto de su hijo/a de una forma respetada, y hecha desde el amor y la confianza que en verdad se merecen, que se acerquen y asistan al grupo Gestar, a los talleres grupales y al equipo, para comprobar y conocer este maravilloso grupo de personas que dedican su tiempo y su vida a realizar partos humanizados y, sobre todo, respetados. Desde ya muchas gracias de parte de mi familia, Orne, Ludmi y yo , a Cristina, a Miriam, a Betina (Psicóloga), a Mario (Neonatólogo), y a todas las parejas y pansitas amigas que semana a semana comparten con nosotros esta hermosa experiencia. Muchas gracias, Besos y nos estamos viendo en el próximo encuentro. Wen, Orne Y Ludmi.
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Nacimiento de Irene
Florencia y Enrique volvieron a gestar luego de tener a su hija con nosotros.
Ahora se preparan para traer al mundo a su segundo hijo y la espera nos llena de alegría!
Les compartimos el relato de Irene, su primera hija, quien ahora es una niña preciosa que también se prepara para la llegada de su hermano y suele participar en los talleres!

En los meses de embarazo conocimos a todo el equipo de Gestar: a Cristina, nuestra obstetra, a Ruly, la partera, y a Hugo el neonatólogo.

Fuimos viendo muchos videos de partos con relatos de los protagonistas, compartiendo el proceso con parejas que estaban igual que nosotros, repitiendo preguntas, volviendo a escuchar respuestas y acompañando nacimientos a través de los meses que pasaron, algo muy amoroso, emocionante y contenedor. Cuando un bebé nacía yo me iba convenciendo del proceso, de que al fin los bebés ¡nacen! y están ahí y están sanos y los papás están felices y que todo va sucediendo naturalmente.
Aprendimos todos los detalles de un parto y el modo en que nuestra obstetra y su equipo los asistían. Fuimos entendiendo su método que es de mínima intervención, acompañando el proceso como un proceso fisiológico y sin pensar de entrada que el bebé fuera a tener muchísimos problemas. Para mi fue importante saber fehacientemente como se desempeña mi obstetra y cuáles son sus métodos.
¡El cuerpo de la mamá y del bebé están tan perfectamente preparados para que el nacimiento! ¡hay una serie muy larga de detalles que se encadenan muy magistralmente, es tan increíble y maravilloso! Las intervenciones médicas clásicas, al lado de este fenómeno para mí a veces ¡son tan brutales!


Al finalizar los 7 meses de embarazo, por pedido de Cristina, dejé de trabajar. Me quedé haciendo un montón de cosas pero sin depender de nadie, sin que nadie dependa de mí indispensablemente, sin obligaciones con fechas de entregas y sin responsabilidades serias.
En general, esos últimos meses tenía contracciones regularmente pero siempre esporádicas y sin dolor.


En una consulta especial hicimos con Cristina una dramatización del parto, estuvo emocionante y útil. Nos conectamos mucho con el parto que estaba por venir y vimos algunas reacciones que nosotros quizás tendríamos; yo por ejemplo me olvidaba mucho del bebé y es muy importante que la mamá se acuerde del bebé para que siga adelante a pesar del dolor, en el parto Cristina y Enrique sabían que me tenían que hacer acordar ¡del bebé!.


El 10 de agosto del 2006, 3 días antes de la fecha que teníamos, a la mañana Enrique se fue a trabajar y yo me fui a cambiar un camisón, a lo de la dentista a dejarle unos papeles y a pagar unas cuentas. Volví a casa como a las 12 hs. y comencé a tener contracciones con un dolor parecido al menstrual, cada 5 minutos, llamé por teléfono a Ruly y me pidió que me meta en la bañadera con agua tibia, que me relaje ahí y que la llame en unas 2 horas, cuando la volví a llamar y le conté como estaba me dijo me iría a ver a las 6 de la tarde a casa y me pidió que le diga a Enrique que estuviera allí también a esa hora. Estuve en la bañadera todo el tiempo, cuando llegaron los dos Ruly me revisó y pensó que el parto se desencadenaría así que la llamó a Cristina para que esté en casa a las 7. Enrique terminó de preparar la valija que llevaríamos a la clínica, tuvo que sacar un montón de cosas que yo había puesto de más, Ruly le fue indicando, habían por ejemplo ¡como 20 trajecitos para el bebé!! Nosotros no sabíamos si era nena o nene pero los dos creíamos que era nena. Llegó Cristina, me revisó, me pidió que comenzara a ponerme en cuclillas en las contracciones y estuvimos en casa hasta las 8, momento en el que ellas consideraron que la dilatación ya estaba como para ir a la clínica. Yo fui en cuclillas en el asiento trasero del auto, justo atrás de Enrique; él dice que puso el espejito retrovisor para verme porque estaba en un estado de transe muy emocionante. En el auto Cristina me pidió que piense en mi dios, en mis seres queridos o en los que quiera que me acompañen en este momento, yo me acordé de varios familiares queridos.


Estuvimos en la sala de preparto desde las 9 hasta las 10 de la noche. Llegó Hugo, nos pusimos los trajes esterilizados. La sala de preparto del Mitre es como una habitación común y silvestre. Yo me quedé sentadita en un banquito petizo de Cristina que llevamos especialmente para esto, cuando tenía la contracción salía del banquito y me ponía en cuclillas, después descansaba en el banquito; las dos posiciones eran casi a la misma altura; en frente mío estaba Enrique sentado en una silla, yo apoyaba mi cabeza y mis brazos sobre él cuando descansaba. En este momento ya me dolía mucho, mucho, mucho, ¡quería que alguien hiciera eso por mí!; me preguntaba mucho cuánto más me dolería porque ya no podía más; Cristina dice que cuando la mamá dice que ya no aguanta más ya está muy cerca de llegar a los 10 cm. de dilatación, que es lo máximo y que es cuando el bebé comienza a bajar. Me quedé estancada del miedo por un rato, no avanzaba; Cristina me hablaba, Ruly me hablaba, nos dejaron solos con Enri y seguía igual; después entró Hugo, el neonatólogo, el me habló, me parece que por alguna razón lo relacioné con mi papá y ahí confié y me solté; dice Enri que se notó clarísimo la decisión de “bueno, vamos”, en 5 minutos llegué a 10 de dilatación y el bebé comenzó a bajar, entonces me llevaron a la sala de partos en silla de ruedas. Entramos a las 22:05. Estaba todo en penumbras, me senté en el banquito especial que teníamos para este momento, Enrique se sentó en su lugar, atrás mío y me abrazó, miraba todo desde mi hombro, este banquito también es petizo y yo quedaba cerca del piso que estaba cubierto con sábanas blancas esterilizadas; Cristina se puso de rodillas delante mío; la única luz que había nos iluminaba a nosotros 3. Alrededor estaban Ruly, Hugo y 2 enfermeras del sanatorio, las otras 3 que estaban también destinadas a nuestro parto por un pedido de Cristina se quedaron afuera, en el pasillo, viendo todo el parto por las ventanas redondas de las puertas. La camilla obstétrica y todos los aparatos que se usan habitualmente quedaron atrás nuestro, a oscuras. Cristina me pidió el espejito que me había pedido que traiga, yo le dije que no lo había traído, entonces le pidió a Hugo que busque uno en su cartera; cuando Hugo revisó la cartera le dijo que le era imposible encontrarlo porque había muchas cosas, así que Cristina se fue a buscar el espejito para mostrarme la cabecita del bebé, para que me alegre; me la mostró y al verla aplastada me asusté y desesperada pregunté si el bebé estaba bien, que ¿que le pasaba!!?? no estaba recordando que los huesos de las cabecitas de los bebés se superponen para nacer, cuestión que todos me dijeron que estaba todo bien, ¡que siga, que siga! Enrique me abrazaba siempre y seguí y lloré como si fuera una nena por lo que me dolía e Irene fue saliendo despacito, despacito, hasta ¡que salió toda! y ahí Cristina que sólo la sostuvo dijo ¡es una nena! Enrique lloraba y lloraba; Cristina me la dio para que la tenga en mi pecho, estaba toda patinosísima de la grasa que tienen los bebés para deslizarse al nacer; yo no entendía nada. Nos preguntaron como se llamaba, Enrique me preguntó al oído si le poníamos Irene o Ramona y yo le dije que Irene, así que dijimos que se llamaba Irene; Hugo la revisó en mi pecho y me la dejaron un ratito. Había nacido a las 22:24. Luego Hugo y Enrique se la llevaron un ratito, yo me quedé en la sala de partos descansando. El parto fue sin anestesia, sin desgarro y sin episiotomía.


En la habitación Hugo me pidió que ponga a Irenita en mi teta y apenas comenzó a explicarme como hacer porque en cuanto me la puse agarró el pezón y comenzó a succionar. Nuestro equipo médico estuvo con nosotros un rato más; luego nos quedamos solos, inmensamente conmovidos y felices.
Al rato Enri se fue a buscar unos sándwiches porque yo tenía mucha hambre. Comimos.
Yo estuve despierta casi toda la noche, con Irene en brazos, mirándola, mirándola, mirándola. Enrique se desmayó de sueño.


Yo, al día siguiente quería tener otro parto ¡para volver a hacerlo!


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Taller 13 Febrero
Gestar en Salud
Florencia nos cuenta como vivió el último taller de Gestar en Salud:

Ayer, en nuestra reunión semanal de parejas esperando bebés, tuvimos la visita de 2 parejas que estuvieron con nosotros y que tuvieron sus hijitos estas últimas semanas.

Estas 2 pequeñas nuevas familias lucían radiantes y llenas de una inmensa felicidad.

La reunión fue muy hermosa y sintetizó muchísimos de los detalles del modo de asistir partos que tiene Cristina.

Aquí recuerdo desordenadamente algunos:

Disfrutar la gestación y el parto.

Entregarnos todo lo posible a la nueva situación.

Estar en contacto mamá y papá.

El estado de trance al que puede entrar la mujer.

Cómo aparece lo femenino.

Que el papá participe activamente en el proceso y que pueda tener una experiencia

transformadora y llena de amor.

Sentir el amor; que el amor pueda surgir plenamente.

Tener conciencia una y otra vez de que cada parto es algo único, que todos son impredecibles, que es muy importante transitarlos despiertos, conectados, dejando fluir lo que suceda, aceptando. Que todos los partos pueden ser maravillosos con este enfoque, ya sean los partos naturales y las cesáreas; que en todos los casos se puede llegar a disfrutar muchísimo y que siempre se resolverá la situación del mejor modo.

Sentirnos muy contenidos y excelentemente acompañados por el equipo de Gestar, que ellos nos acompañarán en una entrega total con muchísimo profesionalismo, cuidado, sutileza y respeto, muy conectados con lo que suceda en cada parto, en los aspectos físicos y del mismo modo en los espirituales, tan importantes y tan relacionados con lo que sucede.

Que agradecemos muchísimo poder contar con este equipo que nos enseña y nos guía en este camino.

Lo hermosos que son los bebitos y el inmenso amor que surge en los padres por ellos.

Saludos para todos!

Florencia

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Clase 6 de Febrero
Talleres Gestar en Salud
Hoy en clase practicamos el pujo y mientras tanto...
...Victoria se preparaba para traer al mundo a su hijo:
Bienvenido Matías!
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