Gestar en salud... nacer en libertad: 2013

Pasamos un hermoso sábado en Sarandí. Hubo Yoga para el buen parir, medimos y calibramos nuestros miedos, guiamos y fuimos guiados, dibujamos mandalas. Como siempre, nos divertimos, nos emocionamos y compartimos mucho.

Debajo de las fotos, un poema y la crónica. Más en nuestro Facebook.

Compartimos el poema que escribió Albertina,

luego de la experiencia de guiar y ser guiado:

Un día de juegos, de ir a lo real.

Un día importante, extraordinario y normal
Tanto que siento y veo, y no puedo explicarlo
Tantas cosas que me llegan, como inéditos regalos

Ejercicios en silencio, confiar en lo que no se ve

Varias fichas que me "caen", aprendiendo de este ser..
que no palpa aún el mundo sino a través de nosotros
y registra cada cosa, prescindiendo de los ojos.
Impresiones, emociones, por el oído y el tacto...
Cada registro es profundo y firmemente guiado.

Dejándome guiar entiendo, lo que hoy mi hijo siente

Me conmuevo. Vuelvo vuelvo a mi, y a mi estado preexistente...
antes de creerme un cuerpo separado de lo demás.
Y entiendo entonces lo nuevo de una forma singular.

Los otros me guían... sabiéndolo y sin saberlo.

Mis ganas de salir crecen, y también me surgen miedos
Me ayudan y alientan.. los siento muy cerca
Se prepara mi llegada, la música me libera
Avanzo titubeando, me inundan sensaciones..
Me detengo, no puedo: lloro inmersa en emociones.
Quiero quedarme escuchando, pero sigo.. veo luces.....

Más velozmente avanzo en un impulso que me lleva

Y de pronto... no lo entiendo: Me tocan, ya estoy afuera!

Me abrazan, me reconfortan, me reciben con amor

Esos mismos que escuchaba, son mi fuente de calor

Soy mi bebé por momentos, y en otros soy yo al nacer.

Qué bueno este nuevo "juego" que reacomodó mi fe

Simples y profundas son.. impresiones que me llevo.

Son mi tesoro sumado, a lo que vengo viviendo

Doy gracias por este viaje.. de descubrirme en los otros.

Se me ha hecho divertido, breve y beneficioso

Vivencié las pinceladas de cada distinto rol.

Este juego me ha cambiado, soy un poquito más "yo"!

La crónica de la jornada, por Albertina y Bianca
El intensivo estaba programado en Tigre pero la incesante lluvia del viernes nos hizo dar un volantazo hacia el sur: al hermoso centro de día de Daniel y Yani en Sarandí. Ellos nos recibieron en la puerta, nos guiaron, y estuvieron a disposición como anfitriones. ¡Mil gracias chicos!

Una vez que llegaron Adri y Ferbi que estaban viniéndose desde Tigre, empezamos las actividades. Ante todo, a distender el cuerpo: en la ronda de presentación decíamos nuestro nombre, un gesto corporal que hiciéramos habitualmente al trabajar y/o algún sonido. El que se presentaba nos lo mostraba,y luego todos lo imitábamos y proponíamos una contrapostura para distender . Una de las cosas más lindas que surgió de esta actividad fue el saludo a nuestro bebé en pareja en el cual debíamos utilizar solo las vocales de su nombre y repetirlas como un mantra mirándonos a los ojos.

Ahora sí, desayunamos: unos ricos dulzores de budines caseros, mate, frutas, etc. Charlamos y algunos empezaron a escribir en las carpetas. Armamos una ronda en colchonetas para el mensaje de los angelitos, con las cartas ubicadas en el centro. Primero fuimos las mujeres en cuclillas a buscar una carta de uno de los mazos y volvimos a sentarnos. Luego los hombres hicieron lo mismo con el mazo complementario, y así cada pareja tuvo un par de cartas que al juntarlas formaban el mensaje del ángel, nuestro bebé: hermoso y oportuno para cada familia…

Después Hugo nos leyó un cuento breve de Gabriel García Marquez que había llevado Cris y que a todos nos fascinó. Ya era hora de salir al patio y movernos un poco más! Allí hicimos una entrada en calor siguiendo las indicaciones de Miriam con caminatas a diferentes velocidades. Luego nos dividimos en 3 grupos: los bebés, las mamás y los papás. Así formamos varios tríos-familias para el ejercicio que siguió: Guiar y ser guiados hasta el parto. (Cada uno vivió los 3 roles). Primero papá y mamá guiaban al bebé (que mantenía los ojos cerrados recreando la vida intrauterina) para explorar el lugar a través de los sentidos. Luego lo llevaban hacia el salón donde se disponía a nacer atraído por sonidos de instrumentos, palabras, mimos, y respeto. Fue un trabajo distinto y en silencio.

Al terminarlo, compartimos la experiencia y así en ronda hicimos otra actividad esta vez con una pelota: En la primera al pasar la pelota, nos identificamos de a uno con un paisaje. En la segunda una virtud propia; y en la última variante le arrojábamos la pelota a nuestra pareja (donde fuera que estuviera en la ronda)deciéndole frente a todos lo que más nos gustaba de él/ella. Cristina y Mir nos vieron tan enamorados que nos dieron unos minutitos para mimarnos un rato

¡Hora del almuerzo delicioso! En larga mesa familiar compartimos tartas, empanadas, ensaladas, hamburguesas… todo caserísimo, hecho con amor para ese día.

Siguió el ejercicio “calibrando los miedos”: un cuenquito en una silla representaba el miedo que tuviéramos internamente identificado. En silencio, cada uno midió la “altura” de su miedo con un gesto. Fuimos cambiando sucesivamente de posición y pudimos vernos a la distancia en la situación anterior. Se percibió que el miedo y su medida es nuestra construcción mental en cada distinto momento.

Enseguida entramos y formamos 2 equipos: los de “la entrega” versus los de “la resistencia”. El objetivo era llegar a tomar unas cartas con mensajes, que estaban detrás del equipo “la resistencia”. Se usaron estrategias para superar al equipo obstáculo. Luego invertimos los roles de los equipos. Fue gracioso ver que la resistencia no se atraviesa oponiéndole más fuerza. Hay formas más flexibles de atravesarla siendo inventivos, y dispuestos a cambiar de idea…

Ahí arrancamos con otro juego movido: el de “la seducción” en el que todas las mujeres nos sentamos en una hilera de sillas y los varones debían venir a intentar convenceros de ir con ellos, sólo utilizando los gestos corporales (no contacto y no voz). ¡Cómo les costó convencernos! Pero una vez que cedió la primera, ya nos fuimos ablandando todas y cerramos el cortejo bailando un poquito en parejas.

Tuvimos clase de Yoga con el profesor Héctor: fue armonizante y divertido e hicimos posturas de en pareja. A esto le siguió una relajación guiada por Cristina, tendidos sobre las colchonetas. Algunos hicieron siestita… lo disfrutamos y nos dejamos transportar.

Luego vino la hora de pintar y dibujar, acompañada por la merienda. Compartimos los colores, charlando mientras dábamos forma a nuestras obras de arte: mandalas y otras bellezas. De fondo se oía música de delfines. El deleite fue aun mayor, cuando Cristina Héctor y Miriam nos sirvieron la riquísima torta fresca de crema pastelera y frutas, cortesía de Daniel y Yanina!

Expusimos los dibujos en la pared y todos escribimos en los demás dibujos una palabra inspirada en el trabajo del otro. Luego, con la suma de las palabras aportadas por los compañeros, cada uno podrá hacer una canción o poesía para su hijo. Hicimos la última ronda del día en la que, entre todos, fuimos armando la retrospectiva de las actividades del taller.

Casi nos olvidábamos de la foto grupal! Así que salimos al patio para hacerla y a modo de cierre, cada uno compartió unas palabras resumiendo lo que se llevaba del taller: un día que empezó entre nubes y que luego de haber compartido tantas emociones y juegos, nos despedía con un bello atardecer soleado…!