Empezamos yendo al taller recién enterados y todavía sorprendidos con la alegría de nuestro embarazo: estábamos de tres meses. Con el tiempo, el conocimiento y el trabajo hecho, Renzo ocupó el lugar del “embarazo” para ser protagonista en camino de la transformación más importante de nuestras vidas.
Allí nos encontramos con un grupo precioso de personas que estábamos todos en la misma sintonía: aprender a ser padres, enterarnos de lo que se trata y , por supuesto, prepararnos para el parto. Recuerdo que el primer día vimos un video de parto humanizado y mi palabra de devolución fue CRUDO: estaba impactada y me llevó todo el camino de los jueves para llegar a parir un Martes con placer, amor, confianza en mí, en mi pareja, en el equipo entero de Gestar, en Renzo y en la naturaleza a la que había buscado entregarme por completo en ese momento.
Gestar nos prepara para tener la libertad de decidir, ó aunque sea ser conscientes de eso, que no es poco: cuándo quiero ir a la clínica, si lo queremos tener en casa, cómo atravieso las contracciones desde que empiezan, cómo perder el miedo si tu bebé viene con el cordón al cuello, cuando entregarse a una cesárea, etc.
Al fin de los talleres y llegado el momento de parir, la madre y el padre contamos con toda esa enorme información que es la que nos permite decidir sin miedo, con disfrute y con confianza absoluta en el equipo se transforma en un guía maravilloso.
Cristina es mi médica desde hace más de 10 años y la conozco mucho. Sin embargo, fui descubriendo en este tiempo un brillo superior de su profesión y de su persona: durante los talleres ella va tejiendo mágicamente la relación con una, ayuda a conectarnos con nuestro hijo en camino, nos va llevando sutil y pícaramente a conocer nuestros miedos y edificar nuestras fortalezas. Cristina nos lleva en canoa por un río manso y nos salpica de vez en cuando para refrescarnos en nuestra dureza y alertarnos en la pereza.
Su brillo y lucidez mayores se desencadenan el día mismo del parto. Su dedicación es absoluta y la experiencia acumulada se siente como un gran colchón de seguridad; su compañía está aunque recién hayas hablado por teléfono. Su enorme sentido de la intuición se ordena con el universo y puede llegar a conseguir cama en un sanatorio repleto y lograr que la enfermera de turno sea amable hasta transmutar el dolor en alegría y placer del hijo que viene.
Cuando nació Renzo quise besarla, agradecerle y me sentí ante una gran bruja, una chamana, una fuerte deidad del agua dulce que había conducido con sabiduría, ternura, amor a su profesión y a las personas esa ceremonia tan hermosa que es la de parir y recibir un hijo. No puedo borrar el clima festivo de tener a mi hijo sobre mi pecho y sentir que estábamos todos borrachos de alegría.
Cristina: te quiero mucho (por si no está claro).
Y Miriam…¿Por dónde empezar a hablar de Miriam Peralta?
Minutos antes de este clima festivo y de sentir burbujas de champán, Miriam estaba transformada en un radar de todas las ondas: ella capta desde los latidos del bebé, tus sensaciones, las del padre, las de Cristina y toda persona que esté en la sala. Su capacidad de atención y lectura de las personas hace que tengas la respuesta que estás buscando aunque no puedas emitir más que sonidos guturales. Miriam con sus enormes y profundos ojos está atenta a cada indicio de necesidad en nosotras.
El trabajo corporal (para llamarlo de alguna manera, porque vamos soltando nuestro espíritu Jueves a Jueves, juego a juego) nos conecta desde un plano en el que las palabras no hacen falta y los abrazos sobran como comunicación con tu bebé y con tu pareja.
Hace años que vengo trabajando con mi cuerpo (bailando, haciendo yoga, elongación, entrenando) y pocas veces conocí a alguien tan respetuoso de los tiempos de cada uno, de las capacidades; siempre guiándonos hacia la suavidad y la soltura, hacia la conexión consciente y el placer.
¿Cómo podríamos prepararnos para parir sin conocer, aunque sea un poco más, nuestro cuerpo? ¿Cómo no llegar mejor preparadas para ese momento tan físico y tan espiritual sin atravesar otras instancias?
Miriam lo logra. Con su constante calidez, amorosidad , profesionalismo, cuidado y su espíritu divertido y juguetón.
Partera del alma : en estos meses de conocerte te quiero mucho.
Betina y Mario completan “el reloj suizo” de atención que arma el equipo.La capacidad de contención, la claridad mental y la transparente elocuencia hacen que Betina sea un espejo en donde nos vemos con la capacidad de resolver nuestras dificultades. Siempre hablar con ella nos deja más “desovillados” que antes.
A Mario tuve la suerte de conocerlo en el momento del parto y su presencia fue masculinamente tranquilizadora, se vuelve un operador sutil y casi invisible: tanto que hace su trabajo con el bebé en el pecho y una disfruta de eso mientras “hay un doctor revisando al bebé” (Hay que estar atentos porque hace chistes y nadie la da bolilla en ese momento)
Estoy feliz, agradecida de poder recordar con placer y alegría la llegada al mundo de mi hijo y haberle posibilitado a él una bienvenida suave y feliz, para que sepa por todos lados que lo estábamos esperando con mucho amor.
Gracias por trabajar así, porque embellecen su profesión, nos acompañan en nuestro crecimiento y nos ayudan a disfrutar de una de las experiencias que mas conectan con la vida.
Adoro a Gestar. Con mucho, mucho cariño.
Victoria Pagani